Salvajes pidiendo seguridad para cuidar sus risas… Desde este lado del alambrado escucho “la moral” violando la inocencia de tres niños obligados a ser hombres. Los balcones se llenan de señoras pidiéndole al cielo que los asesinos salven sus cómodas vidas…
Enormes muros penetran las inmundas veredas, y las flores (que alguna vez hicimos crecer) embellecen el interior…
En la gran entrada, un cartel: “Sonría lo estamos filmando, y sabemos donde vive, con quien y que hace. Usted nos pertenece.”
El odio vuelve a mover mis pies… Siguen desfilando los asesinos delante de los balcones, ahora vacíos (sus suplicas fueron escuchadas).
Ya son cientoveinte las manos que no volverán a acariciar a sus hijos; la pantalla esta mostrando al sicario luciendo su ultimo traje…
El odio vuelve a mover mi boca… Continúa el desfile.
Desde adentro se escuchan risas, pero afuera la oscuridad ya no es una aliada.
Ya no reconozco este lugar, solía vivir aquí… pero ahora solo bastones decoran las veredas…
Termina el desfile, silencio, mañana volverán… las señoras pueden dormir tranquilas.
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